Pero cerca de este abismo reina un sentimiento ácido y espeso donde lo que se ve, no es lo que se siente, y lo que se siente, es lo que te ata, dando así la sensación de que el sentimiento es una enfermedad no productiva. Y la verdad es que cuanto más miro el abismo, menos comprendo y más pierdo el equilibrio, incluso no sé si ya desfallecí en lo más hondo del abismo de un abismo pesimista urbano que roba la esperanza y nos refugia ante los rayos del saber, pues es un lugar donde lo único que mueve la realidad es el más reacio sentimiento por los beneficios y el maquiavelismo.
Esté donde esté, ya sea a punto de caer dentro de él o alejándome de él tengo que recordar que la vida es combatir con sacrificio, pero con una sonrisa, y teniendo una cosa clara, que la ignorancia es negocio, pero sabiendo también que cómo dijo Nelson Mandela "El perdón libera el alma". Pues el odio llega cuando la esperanza naufraga, pero siempre llegará el amor para sacarla a flote.
Uff, eso de "la ignorancia es negocio" da para una nueva publicación sólo sobre eso!
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